jueves, 26 de agosto de 2010

LA NATURALEZA EN CHILE, ESTÁ EN CRISIS

23 agosto 2010


El deterioro del medioambiente en Chile siempre fue el resultado de las cosas mal hechas, durante la transformación de la naturaleza, que iniciamos desde los albores de nuestra historia. Hoy, la gran diferencia es que contamos, desde hace unas semanas, con una nueva institucionalidad para enfrentar los asuntos ambientales, el Ministerio del Medio Ambiente, una Superintendencia y un Tribunal Ambiental.

Los que nunca le asignaron prioridad a los problemas ecológicos, parecen empezar a reconocer que socie dad, medioambiente y naturaleza pertenecen al mismo horizonte problemático. Y es que no existen, como se creía antes, dos contabilidades: por un lado, las cuentas entre crecimiento económico y mejoramiento de la sociedad y por otro, las cuentas de las ganancias y pérdidas con la naturaleza. Nos cuesta entender la triangulación entre agotamiento de los combustibles fósiles, tambaleo de un sistema económico excesivamente dependiente del petróleo y el peligroso cambio climático que ya no es posible seguir ignorando.

La naturaleza en Chile está en crisis. Nuestro territorio está siendo afectado por una creciente ola de desastres naturales (terremotos, inundaciones, volcanismo, heladas, sequías, incendios forestales, tsunamis) Ya no es posible ocultar que cuando la naturaleza está tan desnaturalizada, hasta el punto de no poder garantizar la continuidad de la vida, ya nada tiene sentido. Pero preferimos ignorarlas, porque no corresponden a la interpretación que damos a la realidad.

Desde los años 60s, los chilenos hemos sido incapaces de articular una estrategia coherente para detener el deterioro de nuestro medioambiente. Algunos, por creer que la naturaleza, sus recursos y servicios, serían por siempre infinitos, y los otros, por la carencia de medios e ideas para ir construyendo un futuro distinto. En el fondo, en ambos casos, se trató de una omnipresente mediocridad que condujo a los chilenos a la pasiva situación de resignación en que nos encontramos.

Los partidos políticos tradicionales han neutralizado cualquier intento de entender el origen de la crisis medioambiental y han evitado que se convirtiera en problemática de la sociedad. Han frivolizado la preocupación por el medio ambiente, por ejemplo, confundiendo a la opinión pública al tratar indistintamente, a la conservación de una especie de mariposa con la preocupación colectiva por el manejo sustentable de los bosques, conservación de la biodiversidad, calidad del aire y de las aguas, y el uso racional de los combustibles fósiles para evitar el calentamiento global.

En menos de cuatro décadas, la crisis ecológica, que constituía motivo de preocupación creciente, fue neutralizada. Incluso se llegó a tildarla de “moda ecológica”. Sus detractores lograron que no se hablara más de ella. Los Gobiernos de la Concertación gozaron de una tregua con el ambientalismo nacional y consiguieron pasarlo a una especie de clandestinidad, ahogándose así la participación ciudadana. Sin embargo, el éxito de tal estrategia política fue aparente. Si es que existió, fue sólo en el plano alienante de la sublimación política de los partidos, las empresas y los gobernantes, no en el plano de la realidad chilena, ya que si bien la crisis ambiental fue invalidada por todos ellos, no significó que la degradación de nuestro medioambiente se detuviese.


Los problemas ambientales en el Chile de hoy son más preocupantes y las grandes interrogantes ya hacen sentir su peso en el Gobierno actual y en la opinión pública. Por ejemplo: ¿Seremos capaces de reemplazar con rapidez y éxito los combustibles fósiles por energías renovables?, ¿Seremos capaces de apoyar eficazmente la gestión del impacto sobre el clima mundial y controlar las fuerzas que, de lo contrario, podrían conducir a grandes desastres naturales?, ¿Podremos detener la destrucción de los ecosistemas conservando la biodiversidad y los servicios ambientales que la naturaleza brinda a todos los chilenos?, ¿Podremos gestionar la tecnología y ponerla al servicio de necesidades y objetivos de los sectores más desposeídos, en lugar de transformarla en un fin en sí misma?, ¿Podrá Chile sustentar su actual patrón de producción y consumo, sin lesionar irreversiblemente los procesos ecológicos?


En el Chile de hoy, a pesar de las barreras y obstáculos, aún hay espacio para el optimismo. Es esperanzador apreciar que la educación no-formal impulsada por los Colegios y los Organismos No Gubernamentales ambientalistas chilenos, consiguieron en las últimas décadas, al menos un logro: Se conformó en los diversos estratos de la sociedad, especialmente en niños y jóvenes, un embrión de conciencia ambiental. Aún es una conciencia frágil, fácilmente manipulable por empresas, políticos y gobernantes, pero pronto esta semilla se transformará en una conciencia madura y esencialmente crítica —crítica respecto al escándalo de la situación de deterioro ambiental chileno y la inviabilidad de continuar haciendo las cosas como se han hecho hasta ahora.


Nos encontramos en el comienzo del final de una era de uso energético ineficaz y barato. Por esta vía, se abre hoy en Chile un camino al cambio y se consolida un nuevo objetivo estratégico: el desarrollo de nuevas fuentes de energías renovables que sustituyan a los combustibles fósiles. Lo significativo es que este cambio ya no podrá ser considerado una utopía o una moda por parte de las empresas, partidos políticos o gobernantes. A partir de ahora, nuestra sociedad, economía y política ya no seguirán siendo las mismas. Aquel gran cambio de civilización que fue el objetivo que dio origen y razón de ser a la causa ambientalista en los años 70s, está ocurriendo recién ahora. Traspasar tal umbral nos exigirá a todos los chilenos tener una gran fuerza ética, y mucha decencia, para hacer bien las cosas tanto al interior de nuestras sociedades y economía, como con la naturaleza y el medio ambiente.



*[1] Director Nacional CODEFF, Chile y Ex Director de la División de Ecosistemas y Biodiversidad del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Email: hurtubiaurbina.j@gmail.com
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