domingo, 19 de septiembre de 2010

Descubren en Suecia cultivo ilegal de la papa transgénica Amadea



ECOLOGÍA | 10.09.2010


Tras el descubrimiento en Suecia de un cultivo ilegal de papas transgénicas Amadea, Greenpeace exige que todos los sembradíos de papas genéticamente manipuladas sean destruidos, incluyendo los de la variedad Amflora.

La presión de la opinión pública sobre la empresa alemana de biotecnología BASF crece desde que la organización ambientalista Greenpeace anunciara el descubrimiento de cultivos de papas genéticamente modificadas en los que la variedad Amflora, aprobada para su cultivo en la Unión Europea (UE), había sido sembrada junto con la variedad "ilegal" Amadea. Los campos suecos en donde se hallaron las papas transgénicas Amadea son administrados por una subsidiaria de BASF.
El experto en ingeniería genética de la sede bruselense de Greenpeace, Marco Contiero, se mostró preocupado porque un incidente como éste haya tenido lugar en el primer año del cultivo de Amflora en suelo europeo, con todo y que la superficie de prueba era relativamente pequeña y debía ser supervisada de manera rigurosa . Fue apenas en marzo cuando la Comisión Europea puso fin al período de doce años en el que estuvo prohibido sembrar semillas de plantas modificadas genéticamente en los países comunitarios.
BASF: “Error humano”
Gerentes de alto rango de BASF se vieron obligados a explicar lo ocurrido a los funcionarios de la Comisión Europea este jueves (9.9.2010): aunque no lograron dar respuesta a todas las preguntas, aseguraron que un “error humano” fue identificado como “la causa más probable de la contaminación”. Bruselas quiere conocer la magnitud exacta del problema y saber si se han presentado casos similares en otros países de la UE; para ello enviará a un equipo de expertos a Plant Science, una subsidiaria de BASF, la próxima semana.
Brüderle y dos directivos de BASF siembran papas transgénicas en Zepkow en agosto de 2010.Brüderle y dos directivos de BASF siembran papas transgénicas en Zepkow en agosto de 2010.

A la reunión de Bruselas asistieron representantes de los tres países que cultivan la papa Amflora: Suecia, en donde esta variedad del tubérculo no está destinada al consumo, sino a la producción de papel y pegamento; Alemania y la República Checa, en donde se le usa solamente en el ámbito de la investigación científica. A principios de esta semana se interrumpió la venta de papas transgénicas en Mecklemburgo-Pomerania Occidental, el único de los 16 Estados federados alemanes en donde se sembró la papa Amflora.

Greenpeace: destruir todos los cultivos
BASF había comenzado a sembrar este tubérculo en quince hectáreas de la municipalidad de Zepkow apenas una semana antes. De hecho, el ministro alemán de Economía y Tecnología, Rainer Brüderle, quien promueve la aplicación de ingeniería genética en la agricultura, le dio un espaldarazo simbólico a la empresa viajando a Zepkow para inaugurar los cultivos con la pala en la mano; registrado por los medios germanos, este gesto promete intensificar el debate político alrededor del cultivo de plantas transgénicas, uno de los tópicos más polémicos en la UE.
Todas las semillas de Amadea fueron retiradas de los campos contaminados en Suecia; los inspectores de BASF las detectaron de inmediato porque la variedad Amadea tiene flores blancas y la Amflora, flores violetas. Pero, a juicio de Contiero, esta medida es insuficiente para eliminar el peligro de la contaminación transgénica: Greenpeace ha exigido que todos los cultivos y cosechas de Amflora sean destruidos este año. Si este caso ocurre en la UE, donde las autoridades parecen tener la voluntad política y los recursos para vigilar que se cumplan las normas que protegen a la agricultura regional, ¿qué quedará para los países que no los tienen?
¿Puede usted diferenciar entre una papa que ha sido manipulada genéticamente y una que no lo ha sido?¿Puede usted diferenciar entre una papa que ha sido manipulada genéticamente y una que no lo ha sido?

Lapapa en la era de la globalización
La socióloga y comunicadora social peruana Isabel Álvarez Novoa, cuyo restaurante –El señorío de Sulco, fundado en Lima en 1986– sirve de vehículo para divulgar los hallazgos de sus investigaciones en torno a la cocina popular de la región, ha participado en foros internacionales dedicados a la gastronomía como fenómeno cultural para advertir sobre los peligros de una globalización mal entendida, encarnada en la homogeneización de los cultivos y la expansión de los insumos genéticamente manipulados en los mercados mundiales.
“En Perú, por ejemplo, muy pocos conocen el peligro que corren las variedades nativas de la papa, el legado más notable que el suelo peruano le hizo a la humanidad”, señala Álvarez Novoa desde hace ya casi diez años, enfatizando siempre que, según los expertos, la geografía peruana concentra el 84 por ciento de la biodiversidad del planeta y es cuna de por lo menos setenta clases diferentes de papas.
Riesgos a escala mundial
“Están apareciendo papas traídas de Estados Unidos y Holanda para ser puestas en el mercado con miras a que el consumo de las variedades peruanas desaparezca, sólo porque quieren tener toneladas de un solo tipo de papa, como si todas tuvieran que ser iguales. Eso atenta contra la historia de la alimentación del Perú, contra una cultura de cuatro mil años cuyo valor está en la diversidad. Y eso que ocurre con la papa en Perú ocurre también con los frutos de las tierras de otros países de América Latina”, agregaba en una entrevista para la revista gastronómica venezolana Cocina y vino.
¿Cuántas variedades de papas transgénicas no se habrán apoderado de las tierras latinoamericanas en el transcurso de la última década? Eso está por verse. También está por confirmarse si las probabilidades de que las Amadeas hayan retoñado en suelo germano son tan pocas como dicen los representantes de BASF.
Autor: Evan Romero-Castillo / dpa / AFP
Editora: Emilia Rojas Sasse
Fuente: dw-world

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