miércoles, 16 de febrero de 2011

¡Actuemos conservando los bosques!

Todos debemos comprender que la preservación de los bosques es la preservación de dos elementos indispensables para vida: el agua y el oxígeno. La Organización de las Naciones Unidas, ONU, ha decretado este año como el año Internacional de los Bosques. Esta es la segunda vez que los organismos internacionales hacen hincapié en informar y alertar sobre la conservación de los bosques, así lo hizo también la FAO hace tres décadas. Hoy día la ONU reconoce nuevamente que estos ecosistemas y su ordenación sostenible contribuyen significativamente al desarrollo, a la erradicación de la pobreza y al logro de los objetivos de desarrollo del milenio.
ENVIADO POR: EVELYN PALLOTTA - BIÓLOGA ECÓLOGA. ANALISTA AMBIENTAL., 14/02/2011, 10:37 H | 
Los bosques en su conjunto representan un área mayor al 30% de la superficie del planeta con 80% de su biodiversidad y 60% de su agua, pero anualmente se calcula que se pierden 13 millones de hectáreas de su superficie.

¿Qué ganamos con los bosques?
Son muchos los beneficios que proporcionan los bosques a la humanidad: actúan como elementos dinámicos en la conservación de cuencas de ríos y en el mantenimiento del ciclo hidrológico, también actúan como un gran sumidero o captadores de dióxido de carbono y gases con efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global, son generadores de oxígeno a través del proceso fotosintético, constituyen pantallas protectoras del suelo cuando llueve, dan estabilidad a los suelos extendiendo sus raíces a lo ancho y profundo de la tierra, evitan los procesos de erosión mecánica de los suelos provocados por el agua y por el aire, amortiguan las temperaturas ambientales y son fuente de seguridad alimentaria.

Amenazas a un bosque
Extrañamente y a pesar de todos los beneficios que nos brindan los bosques se puede afirmar que las amenazas más notorias que existen sobre ellos provienen de la actividad humana: la falta de planificación en la ocupación del territorio; las invasiones; la implantación de desarrollos urbanos anárquicos; la tala ilegal de árboles maderables; los incendios; el cambio de uso a tierras agrícolas, ganaderas o urbanas; la explotación minera incontrolada y la construcción de grandes complejos hidroeléctricos.

Desafíos conservacionistas
Sin lugar a dudas, la presión global para producir intensivamente alimentos que sostengan a una población mundial en crecimiento de 7 mil millones de personas no son conchas de ajo. Es todo un reto producir la comida necesaria en el tiempo para una población creciente dentro de los espacios limitados que nos ofrece esta tierra. Acometer exitosamente este reto implica escalas de acción coordinadas tanto a nivel local como a nivel global, e implica niveles de cooperación entre países y adquisición de compromisos con metas de cumplimiento claras.

De igual forma constituye un reto para el emprendimiento privado acompasar el ambiente con la producción e innovar métodos que permitan incrementar la eficiencia productiva usando la menor cantidad de tierra sin generar problemas ambientales.

Otro de los grandes retos lo constituye la prevención y erradicación de las prácticas ilegales de extracción de minerales y maderas; son inmensos los daños ocasionados tanto a los bosques como a cuencas de ríos por esta vía, y muchos de esos daños son irreversibles como el caso de la contaminación por mercurio, los cambios drásticos en la topografía, el arrastre y acumulación de sedimentos y desertificación.

Agarrando al toro por los cachos
En Venezuela existe una pérdida progresiva de masa vegetal localizada principalmente en las cuencas de sus ríos y en las zonas de intervención urbana. El Zulia, por ejemplo, está afectado por deforestaciones en la sierra de Perijá y en el Sur del Lago (Centeno, 2011); la cuenca del río Caura viene siendo afectada igualmente de manera agresiva por prácticas de minería ilegal. Algunos indígenas de la zona denuncian la devastación de grandes extensiones sin que haya sanción y no se ve reducción del problema a pesar del denominado Plan Caura (El Correo del Caroní, 2011). Esto afecta su hábitat natural y los desplaza, anulándose sus derechos humanos fundamentales como son el acceso al alimento, el agua y al espacio vital. En agosto pasado se publicó que el ministro del Ambiente dijo que 25 mil hectáreas habían sido afectadas en la cuenca del Caura, lo que representa una pérdida importante de biodiversidad (Nacional, Feb. 2011), pero al presente no se han reportado metas alcanzadas o reducción de la afectación como producto de la aplicación del plan.

Siendo que los bosques son un elemento fundamental en la conservación de cuencas y que la cuenca del río Caura es estratégica para el país, démonos un paseíto por su importancia para Venezuela y el mundo.

La cuenca del río Caura, localizada al occidente del Estado Bolívar, en la Guayana venezolana, tiene una extensión de 45 mil 336 km2, es decir, el 5% del territorio venezolano, y es una de las cuencas hidrográficas del mundo tropical con mayor extensión inexplorada.

El río Caura es el segundo afluente más importante del margen derecho del río Orinoco, con una descarga de agua promedio estimada en 3.500 m3/s, se caracteriza por una importante presencia indígena, gran diversidad vegetal y su fauna silvestre está integrada por al menos 475 especies de aves, 168 especies de mamíferos, 13 de anfibios y 23 de reptiles pertenecientes a 30 órdenes, lo que corresponde al 30% y al 51,3% de las especies de vertebrados terrestres registrados en Venezuela y en la Guayana venezolana, respectivamente.

Los bosques de esta cuenca aportan una serie de servicios ambientales que incluyen el acenamiento de carbono, el mantenimiento de reservorios para la biodiversidad, la conservación de suelos, la producción de agua, la regulación climática y la preservación de recursos que sustentan a una población local en expansión sin hablar de su importancia estratégica por ser una cuenca hidrográfica que forma parte de las redes que alimentan el sistema eléctrico nacional (+Verde, 2010).

Organizaciones como Provea en sus informes recientes reportan que el Estado carece de un plan integral para el ambiente con visión de largo plazo y responde con la implementación de proyectos y medidas dispersas, a veces sin continuidad y con limitada evaluación de los resultados.

Como se mencionó anteriormente, ésta es una de las grandes debilidades en la gestión de los recursos naturales, en especial de los bosques, tanto en nuestro país como en muchos otros de Latinoamérica y del Caribe; citamos el caso de Haití, donde se han perdido los bosques. 

Definitivamente, en materia de gestión de bosques hay que agarrar al toro por los cachos.

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