sábado, 19 de febrero de 2011

¿Qué tiene que hacer una empresa para poder contaminar?

Lunes, 14 febrero de 2011
(cc) Stefan Gara
Últimamente se está poniendo de moda que las empresas contaminantes tengan “programas de responsabilidad social”, o financien proyectos verdes, iniciativas gracias a las cuales obtienen el apoyo de las comunidades afectadas por su “impacto ambiental”. El último ejemplo lo comentamos hace poco en Veoverde y es la Termoeléctrica Castilla, que con 100 hectáreas de reserva ecológica y uno 10 millones de dólares podrá mantener 6 plantas a petróleo y carbón en la III región.

Pero ese es un ejemplo de lo más simple. Un caso un poco más complejo pasó con la Barrick Gold cuando los campesinos del Valle del Huasco se opusieron al proyecto pascua-lama, que destruiría los glaciares que dan origen al río con el que sustentan su economía. Lo que hizo la multinacional fue una campaña en televisión, donde aparecía gente “común y corriente” hablando bien de la empresa, y una serie de “donaciones”, camionetas y ambulancias que iban a parar a los consultorios y comisarías de la zona. (http://bit.ly/f2nZDt)

En la ciudad de Valdivia sucedió uno de los desastres naturales más comentados de la última década: la muerte de los cisnes de cuello negro. La comunidad valdiviana, junto a la Universidad Austral y las organizaciones sociales acusaron a la empresa CELCO, que, se comprobó más tarde, estaba vertiendo desechos al río que destruyeron el humedal que rodea la ciudad. Luego  que los obligaran a detener las faenas, CELCO comenzó poco a poco  a hacerse parte de la ciudad de Valdivia, y pasó, por ejemplo, a administrar el Parque Oncol, enorme reserva ubicada a pocos kilómetros de la ciudad. Este año hizo un convenio de cooperación con la Universidad Austral, y sus máquinas siguen en la ribera del Río cruces.

Digamos que la contaminación no es sólo química o biológica, sino también visual. Hace unos años, en la mayoría de las capitales regionales fueron aprobadas las casas de juegos, los casinos, que construyeron sendos edificios en sectores históricamente turísticos de las ciudades (véanse los casinos de la empresa Dreams en Valdivia y Punta Arenas), cambiando para siempre el paisaje local. Pero también estas empresas tienes su “lado amigable” para las comunidades. En Valdivia, el casino cobra $2500 pesos de entrada, dineros que van directamente a las arcas municipales, y que Valdivia está usando para repavimentar las calles en mal estado. El casino de Concepción, otro ejemplo,  tiene una “Granja Ecológica” para niños).

Si bien estos son sólo algunos ejemplos, pareciera que instalando una reserva ecológica por aquí, inyectándole recursos a alguna municipalidad, o regalando una que otra camioneta de vez en cuando, las empresas pueden en Chile instalarse donde quieran, contaminar lo que quieran, hacer lo que quieran.

www.veoverde.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario