jueves, 22 de septiembre de 2011

El agujero en la capa de ozono sigue ahí


Sin ella la vida en la Tierra, tal como la conocemos, sería imposible. La capa de ozono, ese filtro natural que bloquea las letales radiaciones ultravioleta (UV), protege al planeta de ser achicharrado por el sol. Su salud, sin embargo, todavía no es la mejor.

Los Estados Unidos, se ha negado a cumplir con lo acordado en la ciudad japonesa, Tras el Protocolo de Tokio pues dicen que ellos no pueden poner en peligro su desarrollo. Triste realidad de quienes creen que el mundo puede sucumbir mientras ellos no sean afectados, cómo si eso fuese posible… Hablamos sobre el Ozono, la capa gaseosa que envuelve nuestro planeta, proporcionándole un intenso color azul. El Ozono funciona como un filtro que nos protege de los rayos infrarrojos del Sol. Así ha funcionado a lo largo de los siglos, pero con el desarrollo tecnológico, la humanidad está desechando gran cantidad de gases aerosoles, emanaciones de compuestos químicos como el anime y residuos de la combustión del petróleo y otros combustibles. Esa contaminación se eleva inmisericorde, día a día y va perforando la capa de Ozono, y con ese agujero se abre la puerta hacia el más incierto destino.

Vivimos tiempos alarmantes, pues se puede decir que nuestro querido planeta azul está sucumbiendo ante el peso de los avances tecnológicos. El confort que, como nunca en su historia, vive la humanidad tiene un costo demasiado elevado: La capa de ozono se desintegra, se evapora paulatinamente y al desaparecer, la vida que conocemos va a cambiar. Aumentará la incidencia de cáncer y otras enfermedades de la piel, desaparecerán cientos de especies animales y vegetales, habrá deshielo en los polos, y como consecuencia, grandes territorios serán cubiertos por las aguas. La Tierra será el escenario para la expansión triunfal de la peste moderna en sus cuatro variaciones, muerte, destrucción, hambre y miseria. Como en una de esas películas apocalípticas, la humanidad será sometida a las más terribles pruebas. Esto se sabe, ha sido alertado miles de veces, las mismas que las grandes potencias se han negado a reconocer la letal amenaza. No se trata sólo de la responsabilidad de los gobiernos o de las compañías transnacionales, todos somos parte del problema y podemos aportar a la solución. Se trata de consumiproductos no contaminantes, exigiendo en todos los niveles, respeto por la calidad de vida a la cual todos tenemos derecho.

Cuando en 1.985 se aprobó el convenio de Viena que buscaba proteger la capa de ozono, se inició un movimiento internacional cargado de esperanzas. Se firmaron varios compromisos adicionales, se han hecho algunas cosas importantes, pero los mayores contaminadores siguen actuando como si nada. Las mediciones del desastre son constantes, así se supo que a finales del año 2.009 el agujero en la capa de ozono alcanzó una superficie dos veces del tamaño de la Antártida. Se calcula que en los próximos años más de 300 millones de personas sufrirán algún tipo de cáncer de piel, cataratas y otros males de la vista, ocasionados por los rayos ultravioletas que penetran descontroladamente a nuestro planeta. Incluso, han surgido enfermedades tropicales en zonas de otrora clima frío, causando estragos entre una población, cuyos sistemas inmunológicos no estaban preparados para defenderse de estos males. Esto es grave, aunque hay científicos que confían en la posible recuperación de esta capa en unos 50 años, claro está, todos los países tendrían que cumplir las normativas establecidas en Kyoto y otras convenciones, que impulsaron la declaración.


capa de ozono


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