miércoles, 17 de noviembre de 2010

El nuevo boom de la energía nuclear

17 Nobember, 2010

Ante el agotamiento de los combustibles fósiles, el mundo mira a otras fuentes alternativas de energía. Pero en lugar de concentrarse en las más verdes, apuesta por la energía nuclear. A pesar de que exista un elemento que pueda sustituir al contaminante uranio, las compañías que dominan el mercado impiden que se desarrolle otro combustible para los reactores atómicos, generando no sólo una mayor contaminación sino una carrera por el uranio que se va a ir tornando cada vez más agresiva en los próximos años.
Las empresas que se encuentran en el negocio del uranio, que es el elemento que sirve como combustible principal de las plantas atómicas, intentan disfrazar su utilización como una actividad limpia - AP

La sobreexplotación del gas y del petróleo encarece a estos suministros energéticos, primero por agotamiento y luego porque las reservas se encuentran cada vez en lugares más inaccesibles, dado que desde el comienzo de la extracción de los hidrocarburos se privilegiaron los yacimientos más cercanos. La dificultad de acceso a las reservas va creciendo, ya que se encuentran en países con conflictos bélicos interminables o en las profundidades oceánicas.

Sin embargo, en lugar de utilizarse la energía eólica, los biocombustibles, el hidrógeno, la energía solar y la fuerza de las mareas, se sigue privilegiando la extracción de gas y petróleo. Pero ante la inminente escasez y encarecimiento, las potencias ya están estimulando desgravaciones fiscales sobre otras dos antiguas fuentes altamente contaminantes: el carbón y la energía nuclear.

Las empresas que se encuentran en el negocio del uranio, que es el elemento que sirve como combustible principal de las plantas atómicas, intentan disfrazar su utilización como una actividad limpia, ya que la emisión de gases de efecto invernadero es nula. Sin perjuicio de ello, los desechos tóxicos de la generación de energía eléctrica mediante reactores atómicos son muy contaminantes, como por ejemplo el plutonio, que es un residuo altamente letal que se desprende de la actividad nuclear.

EL URANIO SE AGOTA
Las reservas de uranio ya comienzan a escasear. Pueden satisfacer las demandas actuales de los reactores civiles porque aún quedan grandes cantidades de suministros de las empresas bélicas de Estados Unidos y Rusia, que fueron extraídos durante la Guerra Fría. Es más, durante el enfrentamiento entre Washington y Moscú se redujeron considerablemente las reservas de uranio en las minas de esos países.

Pero las potencias siguen decididas a utilizar la energía nuclear para producir electricidad. A este ritmo de consumo, las minas de uranio de Australia, Kazajstán, Rusia, Sudáfrica, Brasil, Níger y Canadá alcanzan para 40 años más, pero es seguro que se van a agotar mucho antes dado que la demanda va a crecer.

Ante el agotamiento del gas y del petróleo y las protestas de los sectores ecologistas de la comunidad internacional por el alto grado de contaminación del carbón, tanto los países más industrializados como los países emergentes van a volcarse necesariamente a la energía nuclear.

En Estados Unidos, el ex presidente George W. Bush le dio un gran impulso a la generación de electricidad a través de los reactores atómicos. La Ley sobre Política Energética, promulgada en 2005, otorga incentivos para las primeras compañías que construyan las nuevas plantas para uso civil.

Esto disparó una carrera por la energía nuclear inédita hasta entonces. Se espera que en los próximos años la energía nuclear aporte unos 30 mil megavatios anuales al sistema eléctrico norteamericano. Un megavatio es la cantidad de electricidad que permite abastecer a 500 hogares.

Además, Gran Bretaña anunció que va a invertir en una nueva generación de plantas nucleares. Asimismo, India, China y varios países emergentes de Asia van a apostar en las próximas décadas a la energía atómica. De acuerdo con un informe presentado por el Deutsche Bank en 2006, solamente en los países en vías de desarrollo se van a construir 130 nuevos reactores nucleares entre ese año y 2020.

La expansiva industria china necesita con voracidad más energía, pero el uso del carbón le está trayendo muchos problemas ambientales y de salud a su población. Por eso, el primer ministro Wen Jiabao firmó un acuerdo con Australia, el mayor proveedor de uranio del mundo, por medio del cual Pekín le podrá comprar 20 mil toneladas anuales de este elemento. La cifra representa el doble de lo que Australia exporta al resto de los países.

A pesar del accidente de Chernobyl, Rusia es otro competidor agresivo en la búsqueda de uranio. Actualmente, el 15 % de su suministro eléctrico procede de la energía nuclear. Moscú anunció que planea construir 40 reactores nuevos hasta 2030.

La carrera por el uranio no presenta en la actualidad la competencia ni la inversión que generan los hidrocarburos, pero con el agotamiento de los combustibles fósiles es seguro que las compañías y los países van a enfrentarse en una lucha más violenta, como sucede hoy con las principales fuentes de energía.

LA ALTERNATIVA
Ya en 1973, el divulgador científico y escritor Isaac Asimov sugirió en su libro “Cien preguntas básicas sobre la ciencia”, que el elemento denominado torio puede llegar a ser un buen reemplazo del uranio.

No sólo no produce plutonio, sino que sus desechos no generan tanta contaminación como el uranio. Además, sus reservas son tres veces superiores a las del tradicional combustible y se encuentran mejor repartidas por el mundo.

Un documento presentado en mayo de 2000 por la Agencia Internacional de la Energía Atómica alentaba a la construcción de reactores nucleares que fuesen capaces de utilizar torio como combustible, destacando principalmente su menor efecto contaminante.

LA OBSESIÓN POR EL URANIO
Sin embargo, han pasado varias décadas desde que se descubrió esta alternativa, aunque el torio aún no se use masivamente. El motivo es similar a la persistencia en la utilización del petróleo, que continúa siendo la principal fuente de energía a pesar de que existan suministros verdes.

Por ejemplo, Francia cuenta con el 4 % de las reservas mundiales de uranio, pero es el cuarto exportador mundial. París, además, vende la energía nuclear a otros países europeos.

En Níger, el trabajo de la empresa francesa Areva, que tiene un gran apoyo de París, es emblemático. El año pasado anunció que va a invertir 1200 millones de euros, lo que va a convertir a Níger, uno de los países más pobres del mundo, en el segundo productor de uranio.

La compañía Areva, que fue respaldada por el presidente francés Nicolás Sarkozy en su viaje a Níger en 2009, se vio desplazada a comienzos de este año cuando su presidente diversificó a los inversores en sus nuevas minas de uranio, firmando contratos con empresas iraníes, libias, venezolanas e indias. Inmediatamente, Areva movió sus influencias y provocó el golpe militar que derrocó al mandatario.

Níger es un país desértico, en los años de la colonia francesa (1890-1960) París nunca se preocupó por llevar agua potable a sus pobladores. Sin embargo, ahora Francia va a bombear de las profundidades enormes cantidades de agua, ya que la extracción del uranio así lo requiere.

Sarkozy defendió el proyecto argumentando que el átomo es “carboneutro”, en referencia a que no emite gases de efecto invernadero. Pero la extracción del uranio de las minas nigerinas se va a realizar a través de camiones hasta algún puerto, ya que este país no tiene acceso al mar, liberando así monóxido de carbono a la atmósfera.

El ejemplo de Areva es uno de los tantos que explican por qué el uranio continúa siendo la principal fuente de la energía nuclear, a pesar de que produzca plutonio, que es altamente nocivo. Además, la carrera por este rentable elemento se va a endurecer dentro de muy pocos años, cuando la curva de reservas de gas y petróleo comience a descender y deba ser reemplazado por otra fuente energética.

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