lunes, 21 de febrero de 2011

La extracción del gas de esquisto suscita polémica en Europa

El Consejo Europeo integrado por los 27 Jefes de Estado o de Gobierno tuvo lugar el 4 de febrero y tenía en su agenda la cuestión de la independencia energética de Europa. El debate sobre la extracción del gas de esquisto se puso encima de la mesa.
El gas de esquisto es un gas no convencional, ya que no suele encontrarse como bolsas de gas natural que se hallan en el subsuelo. En este caso, después de la perforación, para llegar a la capa de pizarra -a una profundidad de 2.000 y 3.000 metros-, hay que explotar la roca con una mezcla de agua, arena y productos químicos lanzados a una presión muy alta. El gas atrapado en la roca sigue, a continuación, por los tanques o tuberías de ventilación para producir electricidad, en última instancia.
UNA EXTRACCIÓN PENDIENTE
El Consejo Europeo dijo en sus conclusiones del encuentro del 4 de febrero que antes de explotar la reserva europea que está ubicada en los subsuelos de PoloniaInglaterraAlemania Francia tendría que evaluar el potencial de extracción y de utilización del gas.
En Francia, no se trata de explotación de estos depósitos, sin embargo, en marzo de 2010, tres licencias de exploración de una zona de 10 mil km² se han dado por el Ministerio de Energía, Ecología y Desarrollo Sostenible al grupo petrolero francés Total y al estadounidense Schuepbach Energy, asociado a GDF Suez (mismo conglomerado que iba a construir la central termoeléctrica Barrancones en el sector de Punta de Choros en Chile, y que mantiene vivos otros proyectos energéticos).
El diputado europeo y figura relevante del movimiento del altermundismo, José Bové, junto a grupos ambientalistas, hicieron protestas hasta que  la Secretaria de Estado de Prospectiva y Desarrollo de la Economía Digital convocó a estas empresas para que dejan la exploración de la zona.
UN DAÑO IMPORTANTE AL MEDIO AMBIENTE DE LA ZONA
Si el proyecto se realiza, el impacto sobre las aguas subterráneas, la fauna y flora, así como las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) generados por la producción se verán afectados. En primer lugar, el agua, cada explosión o “fractura” de roca necesita entre 15 y 20 millones de litros (el consumo diario de una ciudad de 40 mil habitantes), cargados con productos químicos y su riesgo de difusión en el agua subterránea.
La pérdida de la fauna y de la flora es otra de las consecuencias a las que se añade a las emisiones de GEI (Gas de Efecto Invernadero), incompatible con los objetivos de reducción de GEI firmados por Francia y Europa. Como gas no convencional, el gas de esquisto se compone de metano, que tiene un impacto muy elevado en términos de GEI y  partículas radiactivas contenidas originalmente en el subsuelo: El radio-226 y sólida como resultado el gas radiactivo radio-222.
Un documental de Josh Fox llamado Gasland, estrenado en 2010, trata del impacto ambiental de la técnica de extracción del gas esquisto. El director pone en tela de juicio las afirmaciones de las empresas sobre la seguridad del proceso.
Por Nicolas Loonis

No hay comentarios:

Publicar un comentario