domingo, 17 de abril de 2011

Manejo del agua en California, un ejemplo a seguir

El Mercurio. 11.04.11
En temas como el mercado del agua, infiltración y administración del recurso, California está a años luz. Chile podría, con una baja inversión, usar la experiencia para enfrentar la escasez; pero habría que sacar el tapón a las trabas.
embalse_puclaroMartina Salvo de Oliveira
"Soy regante del embalse Convento Viejo. Mi campo está a 70 kilómetros en Marchigüe. Cuando necesito agua tengo que comprarla y pagarla en el embalse. Pero por la distancia, desde el canal hasta que el agua llega a mi campo, se pierde más de 30% del recurso en el camino. La roban, se filtra, se evapora, la absorben los árboles. Eso conlleva un costo muy alto".
Patricio Crespo, productor de maíz y canalista, tiene rabia. Ha tocado puertas, ha reclamado y gritado para que lo escuchen. Incluso fue el jueves pasado, propuesta bajo el brazo, al Ministerio de Obras Públicas a presentarle al ministro Hernán de Solminihac un plan para confrontar la escasez de agua en la zona de Marchigüe, imitando lo que se viene haciendo en California. Su propósito es que le autoricen a recargar artificialmente un acuífero -napas subterráneas que funcionan de forma similar a un embalse-, lo que no sólo le permitiría sacar agua en la entrada de su campo, sino que además beneficiaría a 10 mil hectáreas de agricultores de la zona.
La fe ciega puesta en lo que están haciendo en California tiene sus explicaciones.
Hoy por hoy allá no falta agua. No importa si es año de sequía o hay abundancia del recurso. El sistema que tienen implementado está hecho para que nadie pase penurias o vea peligrar su producción. Y eso que tienen 5 millones de hectáreas que regar, 4 veces más que las que hay en Chile.
Resulta que en esa zona de Estados Unidos hace alrededor de 20 años se dieron cuenta que manejar adecuadamente el agua era clave para tener una agricultura competitiva. Con la implementación del trasvasije de cuencas, avances en infiltración y una forma más ordenada y comunitaria de administrar el recurso, han logrado marcar la diferencia, convirtiéndose en líderes de la producción de alimentos con valor agregado. La peculiaridad de California radica en la manera como ha enfrentado el tema del manejo del agua en toda su globalidad.
Y el modelo que aplican tiene oportunidad de ser utilizado en Chile, por las similitudes existentes. Ambas regiones enfrentan períodos de escasez, son valles protegidos por cordilleras y tienen la misma variabilidad climática. Según los expertos, con inversiones menores, se podría implementar el modelo californiano en Chile, lo que ayudaría a enfrentar la escasa y esquiva disponibilidad de agua en el país.
Pero antes habría que solucionar algunas trabas.
Modelo californiano
Desde Santiago a Aysén, en la XI Región, hay un trecho largo. Dependiendo de la ruta, pueden ser hasta 1.500 kilómetros. En Chile hoy sería impensado tener un canal así de largo llevando agua. Pero en California no. Justamente son 1.500 kilómetros la distancia que cubren sus canales.
Desde sus ríos más largos, Sacramento y San Joaquín, nace un canal que cruza el desierto y es capaz de trasladar un millón 300 mil metros cúbicos al año. Su recorrido termina en San Diego y Los Ángeles. Un productor tranquilamente puede comprar los metros cúbicos que necesita en el punto A y tiene la confianza que, al día siguiente, va a tener el volumen solicitado en el punto B.
"Puedes llamar hoy para pedir a mil kilómetros de distancia que te envíen 100 m3. Te los vende la organización de regantes de la zona donde haya agua disponible. Al día siguiente tienes el agua", explica Felipe Martín, jefe de la División de Estudios y Desarrollo de la Comisión Nacional de Riego.
Además en la zona se aprovechan las napas subterráneas como almacenes naturales de agua. Perforaciones muy profundas permiten extraer el recurso en tiempos de escasez y llenar los acuíferos en tiempos de abundancia.
En paralelo, para fomentar la irrigación de suelos, los embalses superficiales no se revisten con concreto sino que se levantan directamente en la tierra, lo que permite la infiltración y por tanto la alimentación de las napas.
Lo que están haciendo los norteamericanos, es un ciclo que está regulado y con reglas y costos claros.
"En California el agua cuesta alrededor de 65 mil pesos por hectárea al año, cuando el año fue lluvioso. Cuando hay años secos ese costo puede ascender a $700.000. Es un castigo para dueños de derechos que no se han preocupado de mantener agua en sus embalses. Por eso los productores están atentos en hacer inversiones en infiltración", explica Patricio Crespo, quien además es presidente de la Comisión de Aguas de la Sociedad Nacional de Agricultura, SNA.
Otra experiencia interesante en California tiene que ver con la recarga de acuíferos con aguas servidas. A través de complejos y exhaustivos sistemas, el recurso se infiltra y es derivado a usos industriales o riego, bajo estándares de calidad y medidas bacteriológicas que permiten sacar el jugo al recurso.
Y toda la dinámica de trabajo en las tierras del Tío Sam se corona con la forma que tienen de administrar el agua.
La gestión queda a cargo de las juntas de vigilancia que, aunque son parecidas a las que hay en Chile, no son iguales. Allá los dueños de derechos ven tanto el agua superficial, como el agua subterránea del terreno. Asimismo, el presidente recibe un sueldo por su labor y tienen máquinas y camionetas para recorrer los canales. Además, el Gobierno no se involucra en los problemas legales, lo que, según los expertos, hace que sea más rápido solucionar los conflictos.
A la chilena
Cuando en el último tiempo se declaró escasez hídrica e incluso sequía en algunas localidades del país, pocos fueron a ver in situ la incongruencia de la situación en zonas como San Felipe y Los Andes. Mientras en las secciones más altas se veía al río Aconcagua sin caudal, al cruzar la cordillera de la costa y ver la desembocadura en Concón, causaba sorpresa el gran volumen de agua. El fenómeno según los expertos tiene que ver con excedentes de agua de acuíferos que se infiltran naturalmente por grietas desde la cordillera de la costa al mar.
Por eso instan a que, al igual como lo hacen en California, se mejore la infraestructura de acuíferos subterráneos ya que requieren una inversión menor comparada a los embalses superficiales.
Otra alternativa para Chile sería imitar a los norteamericanos en lo referente a irrigación. El agua desde la punta de la cordillera hasta el mar se demora 14 horas en llegar. Si se encauzara en canales superficiales en los valles, y en vez de 14 horas se contuviera 100, 200 o más horas, se permitiría la alimentación natural y recarga de los acuíferos; además de combatir la degradación de suelos y la pérdida en la capacidad hidrológica.
Otro tema pendiente es el de la gestión del recurso. En California las juntas de vigilancia, los productores, universidades como la de California en Davis, y una serie de organizaciones como el Banco del Agua, Yolo County (que ve la administración del recurso), el Departamento de Recursos del Agua y el Instituto de Políticas Públicas, trabajan en conjunto para enfrentar el tema con perspectivas de soluciones globales.
En Chile las reuniones de caballeros todavía no son la tónica. Se dan peleas y alegatos entre secciones de los ríos; agricultores riñen con la industria y la minería por la disponibilidad del recurso; y hay batallas legales que pasan de café a negro oscuro en todo el país por el acceso al recurso.
La experiencia de California muestra que el trabajo conjunto entre técnicos y los ámbitos público y privado es la solución para avanzar.
Algo está intentando hacer Chile. El mes pasado un grupo multidisciplinario conformado por gente de la CNR, la SNA, Mideplan, y otras organizaciones, fue a California a conocer la experiencia. Llegaron con tal entusiasmo que ya están presentando iniciativas como una en Copiapó para determinar en las napas cómo ha subido y bajado el nivel freático. La idea es buscar cómo fomentar estas tecnologías para el desarrollo y control de acuíferos.
Otra traba que hay que abrir está en las tecnologías. En California éstas no sólo están más extendidas, sino que los usuarios saben sacarles partido.
"La tecnología que permite infiltrar y saber cuánto se recupera la tenemos en Chile. Hay softwares a distancia, están los instrumentos para medir los pozos a nivel estático y dinámico. Pero falta sacarles partido", sostiene Martín.
Otro paso que hay que dar sí o sí es la sincronización de servicios a la hora de levantar modelos de manejo de agua.
"Cuando construyes un embalse, juntas agua en invierno y liberas en verano. Sin embargo, al liberar además se podría usar para fines hidroeléctricos, para administración de agua potable, para minería, para uso doméstico, industria, desalación o reutilización de aguas servidas", puntualiza Fernando Britos, analista de inversiones del Mideplan.
El agua en California está más dulce que nunca y Chile tiene las condiciones para lograr el mismo sabor. Pero falta un trabajo más sincronizado y mayor interés desde todas las partes. Habrá que ver cuánta agua pasa bajo el puente.
Recuadro :
A favor y en contraActualmente no es fácil conseguir los permisos para instalar bombas y perforar la tierra a cientos de kilómetros para construir proyectos acuíferos como los de California. Hay muchos sectores que cuestionan la apertura en esa línea y la discusión entre quienes están a favor y los detractores está recién comenzando.
A fines del mes pasado, un grupo de diputados presentó una reforma al Código de Aguas para resguardar el uso y asegurar la calidad del recurso, enfatizando su importancia más allá del bien económico y como insumo productivo. La propuesta que está siendo estudiada por la Comisión de Recursos Naturales promete dar que hablar.
Quienes cuestionan la instalación de almacenes profundos de agua dicen que hay peligro de contaminar las napas, de desestabilizar las condiciones hidrológicas y naturales del lecho e incluso agotar el recurso ante un mal manejo.Algunas cifras*Se producen 120 mil millones de m3 de agua en Chile. De éstos se utilizan 20 mil millones y 100 mil millones se pierden en el mar.
*Chile tiene capacidad de embalsar 4.500 millones de m3.
*Sacar un metro cúbico de agua, desde embalses como Convento Viejo, cuesta alrededor de $1.000 teniendo en cuenta el servicio, la administración, el pago por compuertas, los técnicos y la seguridad. Todo eso, si se hiciera desde napas subterráneas, tendría un costo entre $10 y $30.

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