domingo, 31 de octubre de 2010

Austria. Pudo ser nuclear y será solar


La central nuclear de Zwentendorf está situada a 50 km al oeste de Viena. No llegó a funcionar nunca debido al boicot de la sociedad austriaca a la energía nuclear. Después de 30 años, el viejo edificio fantasmal servirá para suministrar energía a los austriacos, pero proveniente del sol y la biomasa.

La sociedad austriaca decidió en 1978, mediante un referéndum, no poner en marcha su flamante reactor nuclear. Con una capacidad de 730 Megavatios, la central de Zwentendorf,  construida por la empresa alemana Siemens , estaba destinada a abrir las puertas de la era nuclear en Austria, sin embargo, los resultados del referéndum las cerraron para siempre.

Desde 1999, los austriacos inscribieron en su constitución la renuncia a la energía nuclear en su territorio, desde entonces ningún partido político osa volver a remover el asunto. Es como una doctrina de estado.

Faltan tan sólo unos meses para que la fachada de la antigua nuclear , su techo y una parte de sus 14 hectáreas de terreno adyacente, se cubran de paneles solares. Las instalaciones fueron compradas por un distribuidor energético en 2005. Los permisos y la concesión para la producción energética siguen en vigencia y la red eléctrica pasa a unos pocos metros de las instalaciones.

De momento, la cantidad de electricidad que producirá la antigua nuclear será bastante modesta y alimentará sólo a unos mil hogares. La empresa gestora tiene en proyecto implantar sobre el mismo terreno una central de biomasa. 

Su emplazamiento sobre la ribera del Danubio facilitará el transporte de residuos de madera y sólo faltará encontrar suministradores que aseguren el envío de las cantidades necesarias durante el tiempo necesario.

El interior de la antigua nuclear rememora la época atómica de los años 70. Detrás de los muros de hormigón de un espesor de 1,2 metros, se abre un laberinto de pasadizos y cámaras que conducen a la sala de turbinas y al centro del edificio. El reactor, encastrado en un  casco de hormigón y acero elevado 30 metros por encima del suelo, se puede inspeccionar fácilmente.
El decorado parece haber atrapado el tiempo, la sala de control muestra un diseño de época, el teléfono, por entonces una línea directa con la cancillería austriaca, aún sigue postrado en la mesa de operaciones.

Los poderes públicos austriacos siempre tuvieron la esperanza de que las cosas cambiaran y la gran inversión que por aquel entonces supuso la construcción de este vasto edificio no hubiera sido en vano. Pero el accidente de Chernóbil en 1986 dejó sin opciones la convocatoria de otro referéndum.

Desde 2005, la central contribuye al mantenimiento de otras cinco nucleares alemanas construidas sobre el mismo modelo. Turbinas, tuberías y otros recambios se venden para sustituir piezas usadas de las centrales aún en servicio. Además, Zwentendorf sirve de taller en el que futuros técnicos pueden practicar el montaje y desmontaje de piezas reales sin ningún riesgo de radicación.

La rehabilitación para su posterior conversión en centro de producción de energías renovables de esta nuclear, podemos decir fantasma, servirá a Austria para recuperar el terreno perdido en el cumplimiento de los objetivos del protocolo de Kioto. El país se comprometió a reducir sus emisiones de CO2 en un 13% sobre las de 1990, pero en 2006, las emisiones superaban en un 15% el punto de referencia. Otro objetivo de Austria es el aumentar del 70 al 78% la parte de energías renovables en el consumo de electricidad hasta 2010.


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