martes, 2 de noviembre de 2010

Greenpeace responde a las críticas al activismo online


Octubre 6, 2010 |Greenpeace

Recientemente, el periodista y sociólogo Malcolm Gladwell escribió para The New Yorker un artículo titulado “La revolución no será twitteada”, que en Argentina fue publicado por el diario Página 12. Allí, Gladwell sostiene la imposibilidad de las redes sociales de generar un cambio verdadero en cuanto a activismo político. Su tesis se basa en la oposición entre los “lazos fuertes” y los “lazos débiles”. Mientras que las plataformas de las redes sociales se construyen alrededor de lazos débiles y sin organización jerárquica, el activismo de alto riesgo requiere un nivel de compromiso y sacrificio que sólo se lograría a través de la construcción de lazos fuertes entre personas cercanas y conocidas. Frente a este artículo Juliette Hauville, miembro del área web de Greenpeace Internacional, escribió “Una respuesta a las críticas del activismo online”. Lo compartimos con ustedes:
Greenpeace viene usando herramientas a favor del activismo online desde hace ya un tiempo atrás. Lamentablemente, ese tipo de activismo ha sido puesto en duda últimamente. Me gustaría añadir mi granito de arena al debate

Una de las críticas más comunes que se le hace es que no se lo puede reemplazar por el “activismo tradicional” (o activismo offline). A lo que me gustaría responder: ¡Obvio!
Sin embargo, la historia de Nestlé convirtió el activismo de Greenpeace en un caso de estudio sobre cómo hacer las cosas bien cuando se trata de hacer activismo online. Y, sin embargo, ¿pareciera que Greenpeace ha abandonado las acciones directas y no violentas que lo caracterizan? No lo creo. Aún si encontráramos la llave maestra que garantizara la victoria de todas nuestras campañas online (cosa que no hicimos) nunca dejaríamos de lado nuestras acciones directas para defender a nuestro planeta.
Tampoco vamos a engañarnos diciendo que re-twiteando un mensaje, por más lindo que sea, estemos realizando acciones al mismo nivel que cuando alguno de nuestros miembros se cuelga de una plataforma petrolera o se congela durante dos días en el Ártico. El punto es que tampoco dijimos que sean acciones del mismo tenor e importancia.
Seguir a Greenpeace en Twitter, o linkearnos en Facebook podría ser un “lazo débil” –en los términos de Malcom Gladwell-, pero suma. Y toda pequeña ayuda sirve.
Los “lazos débiles” pueden convertirse en “lazos fuertes”. Mi primer contacto con Greenpeace fue leyendo al pasar una publicación en un blog, comentándola y uniéndome a un foro. Más tarde, me convertí en voluntaria de un grupo local y empecé a juntar firmas en la calle. Después, pasé a ser voluntaria online para Greenpeace Internacional, conseguí una pasantía y, finalmente, entré al staff de la organización. Me considero muy afortunada de poder trabajar así para el planeta todos los días. Pero no olviden que todo comenzó con una simple publicación en un blog, hace 5 años.
No podemos darnos el lujo de rechazar estos recursos sólamente por generar “lazos débiles”. Sería tan estúpido como rehusar al dinero de un niño que quiera donar sus ahorros por considerarlos “escasos”. Sería insultante, insensible e irresponsable. No aceptar recursos que producen “lazos débiles”, como Twitter, Facebook y blogs significa cerrarnos a conocer gente con la que tal vez en un futuro podamos entablar “lazos fuertes”.
Las redes sociales son herramientas en constante evolución y no tenemos idea hacia dónde van. A veces hacemos las cosas bien y la campaña en cuestión, se convierte en un éxito que ayuda a forjar el activismo online. Cuando empecé en Greenpeace,GreenMyApple se mostraba como un caso de éxito sobre activismo online. Ahora, usamos el caso Nestlé para ejemplificar por qué es efectivo usar las redes sociales. El año próximo, no lo sé. Algo habrá.
Es fácil, al final de una campaña, ver qué parte fue la que hizo la diferencia. Antes del lanzamiento de la campaña para pedir a Nestlé que no destruya las selvas de Indonesia, pensamos que con activistas disfrazados de orangutanes reclamando en la sede de la empresa y un video polémico bastaría. No contábamos con los millones de ciberactivistas en todo el mundo invadiendo su página de Facebook y dejándolos sin respuestas. Honestamente no sabemos si hubiéramos ganado la campaña tan rápido sin ese increíble apoyo. Así que no creo que, como dice Micah White, “el clickactivismo esté arruinando al activismo”? En realidad, lo que hace es ayudar. (Y por cierto: no me gusta para nada la palabra “clickactivismo”).
Soy una fiel creyente del activismo online. Pero eso no significa que éste tenga que reemplazar al activismo tradicional –también conocido como activismo offline-. Si las redes sociales nos están ofreciendo más herramientas para sumar acciones a nuestro hacer ¡usémoslas!
Juliette Hauville – Greenpeace Internacional

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