¿Sabes cuánta energía consume una sola lámpara incandescente, una bombilla, de 100 watios funcionando todo el año?
El cálculo es muy fácil: 876 kilowatios hora. Con ese dato, en GOOD han realizado la infografía de cabecera:
Cuesta unos 357 kg de carbón alimentar una simple bombilla durante un año, o 65 kg de gas natural, o la radiación solar recogida durante nueve días por una superficie de cien metros cuadrados de placas fotovoltaicas, 16 gramos de uranio, o dos horas y media de la producción de una turbina de 339 kw de una planta hidroeléctrica media operando al 80% de su capacidad, consumiendo 14.000 litros de agua por segundo.
El coste no es el mismo en todas partes, pero, como promedio, sirve esta aproximación y las consecuencias, porque antes de quemar esos 357 kg de carbón ha habido que extraerlos de la mina y transportarlos hasta la central térmica correspondiente, y habrá que contar con los peligrosos productos residuales, lo que cuesta eliminarlos y su coste para el medio ambiente y la salud.
Las lámparas fluorescentes compactas reducen ese consumo a la cuarta parte, pero aumentan los riesgos de toxicidad doméstica si se manipulan incorrectamente.
El infograma conecta la energía que consumimos y su procedencia, mostrando cómo infravaloramos los recursos naturales. Otro ejemplo gráfico de nuestra absurda e ineficiente organización política y social, en la que la realidad energética (económica) se oculta debajo de complejas marañas financieras cuya ley suprema es el consumo – ¡consumir para crecer! -, como si los costes de la subvención, el subsidio, el despilfarro, la ineficacia y los residuos no acabaran saliendo de debajo de la alfombra mostrando toda su crudeza.
Vía: Good
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