miércoles, 12 de enero de 2011

Aumenta preocupación por filtraciones de petróleo en lago Maracaibo



Bogotá, Colombia.- Mientras el desastre petrolero de la British Petroleum proseguía en el golfo de México en junio, un derrame menos advertido se esparcía simultáneamente por 1,000 km2 del lago de Maracaibo en Venezuela. Se cree que la causa ha sido la ruptura de un oleoducto bajo el agua, y el resultado fue la contaminación del ecosistema que mató cangrejos, peces y otras especies de la fauna.

El derrame ha puesto de relieve el lamentable estado de las muchas tuberías tendidas en el fondo del lago que sirven a las plataformas petroleras en el lago Maracaibo. Los críticos dicen que subraya también el fracaso permanente de las autoridades federales a la hora de abordar el problema.

“Las filtraciones de petróleo son constantes, y el gobierno no tiene ninguna capacidad para ocuparse de ellas”, dice Gustavo Carrasquel, director de comunicaciones de Azul Ambientalistas, grupo ambientalista venezolano. “El resultado es que los valiosos y frágiles ecosistemas del lago Maracaibo están siendo degradados y dañados”.

El petróleo que erraba por el Maracaibo fue divisado por primera vez el 5 de junio por ambientalistas congregados para celebrar el Día Mundial del Medio Ambiente a las orillas del lago en el estado noroccidental de Zulia. Días después, cinco buques tanque que salían del lago hacia Estados Unidos tuvieron que atracar para someterse a limpieza porque tanto crudo cubría sus cascos que no podían navegar.

Este mes, la marea negra podía encontrarse rezumando en los muelles, playas y manglares. Los habitantes se quejaron de un hedor a petróleo nauseabundo, y los pescadores informaron de una reducción de 60% en la captura de cangrejos azules (Callinectes sp.), de gran importancia comercial, lisas (Mugil sp.) y bocachicos (Prochilodus reticulatus). El elevado número de aves bañadas en petróleo, entre ellas garzas bueyeras (Bubulcus ibis) y zanates caribeños (Quiscalus lugubris), recuperadas del agua por lanchas locales indicaron que el daño a la vida silvestre podría ser considerable.

Autoridades guardan silencio
Pero el gobierno restó importancia obstinadamente al incidente. Después de negar inicialmente la existencia del derrame, luego lo describió como “una filtración moderada”, y habló de un simple escape de ocho barriles diarios de los oleoductos bajo el agua. Esto enfureció a los ambientalistas y expertos en petróleo, que señalaron que las autoridades habían prohibido vuelos sobre el lago de grupos independientes que buscaban monitorear el daño.

“Si la absurda cifra del gobierno de ocho barriles diarios fuera cierta, habría limpiado el petróleo inmediatamente y no estaríamos viendo tanto daño a los medios de sustento o a la vida silvestre”, dice Pablo Emilio Colmenares, ex presidente del estatal Instituto para el Control y la Conservación de la Cuenca del Lago Maracaibo (Iclam). “El gobierno no ha cumplido con proporcionar información crítica al público o limpiar el petróleo”.

Las filtraciones de petróleo han sido un problema persistente en el lago, que tiene 13,000 km2, desde que la exploración petrolera empezó en el decenio de 1920. Pero no son el único problema para la calidad del agua. No más de 20% de los desagües y desechos industriales de 5 millones de personas y una variedad de fábricas de procesamiento de carne, químicas y farmacéuticas en torno al lago recibe tratamiento, según estadísticas oficiales. Las filtraciones de fertilizantes y pesticidas de haciendas y granjas en el lado venezolano del lago y áreas colombianas cercanas también ensucian las aguas.

Pero si bien el petróleo derramado no es el único problema del lago, sí es el blanco más frecuente de las críticas. Las filtraciones y rupturas de los oleoductos en el lecho del lago han aumentado, según las estimaciones, de 40 al mes de 1976 a 1999 a unas 190 hoy en día. La contaminación por petróleo resultante se ha convertido en el símbolo de la mala administración del gobierno, y ha subrayado las amenazas de largo plazo que supone para más de 10,000 pescadores y la salud de uno de los ecosistemas más ricos de la nación en términos acuáticos.

El lago Maracaibo, que produce 32% del petróleo venezolano, tiene 6,000 pozos activos y 45,000 km de oleoductos descansando sobre su lecho. Muchas de las tuberías son viejas, están corroídas y se rompen fácilmente. Algunas ni siquiera aparecen en mapas gubernamentales.

Lo que es peor, dicen los críticos, es que el gobierno del presidente Hugo Chávez, acosado por las deudas, ha expropiado empresas de servicios petroleros cuyas actividades incluían inspección y reparación de oleoductos bajo el agua. Con la nacionalización, añaden, dichas funciones de inspección y reparación han sido efectuadas cada vez más deficientemente.

Inspección y reparación afectadas
En 2008, el gobierno contrató tres embarcaciones propiedad de Gulmar Offshore Group, multinacional con sede en Emiratos Árabes Unidos, para realizar un estudio bajo el agua y arreglar filtraciones de oleoductos en el fondo del lago. Pero en 2009 amenazó con expropiar las embarcaciones, lo cual puso fin a su trabajo, y sí expropió decenas de empresas venezolanas de servicios petroleros que se habían dedicado a actividades similares.

“La empresa petrolera estatal, Petróleos de Venezuela (PDVSA), no se ocupa ya de la inspección, mantenimiento y reparación continua de los oleoductos, y eso trae como consecuencia más filtraciones”, dice Gustavo Coronel, ex miembro del directorio de PDVSA. “Aunque el secreto estatal impide que nadie sepa qué pasó realmente, no me sorprendería que haya habido una ruptura en uno de los oleoductos principales, causando un aumento a gran escala en la cantidad de petróleo liberado en el agua”.
Héctor Severeyn, profesor de ecología y experto en ciencias marinas de la Universidad de Zulia, advierte que el tiempo se le está acabando al lago.

“El lago Maracaibo está en un estado de contaminación petrolera crónica, que reduce la cantidad de alimento fresco disponible para peces, langostinos y cangrejos, y ocasiona alta mortalidad en numerosas especies”, dice Severeyn. “Si el problema de filtraciones y derrames —así como de desechos industriales y residenciales— no es abordado, el lago Maracaibo podría convertirse en un gigantesco charco de agua muerta dentro de 50 años, un lugar donde las propiedades físico-químicas del agua sean completamente inhóspitas para la flora y la fauna y el sistema colapse”.
Steven Ambrus

canalazul24.com

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