Héctor Kol / 2011-01-25
Cuando la Patagonia Chilena parecía resignada a que todos sus derechos, todo sus recursos naturales, toda su cultura, fueran objetos de decretos irracionales, de proyectos depredadores, de campañas publicitarias falsas, de Ministros autosuficientes y parlanchines y de Parlamentarios pusilánimes, afectados por su propio virus ISA (el virus de Altura) los habitantes de Magallanes se levantaron en contra de un alza en las tarifas del gas natural mientras el resto de Chile es capaz de tolerar eso y más. ¿Cuántas alzas ha sufrido el TRANSANTIAGO en el último año, por ejemplo, en la “combativa” capital del país?
De manera insólita y en plenas vacaciones, cuando nada debe funcionar ni reaccionar, los magallánicos coparon las calles, ignoraron lo “políticamente correcto”, lo “armónico”, la sacrosanta “imagen – país” y “lo consensuado” y se dieron un auto-Gobierno temporal hasta que el Gobierno legalmente constituido revierta la medida que lo único que busca es cuidar los intereses de una empresa transnacional (METHANEX) algo que, por cierto, ninguno de los parlamentarios de la Región menciona en sus lacrimógenas apariciones o declaraciones en los medios de comunicación oficiales. Magallanes, su gente común y corriente, los que no acceden a los sueldos “reguleques” de los servicios públicos ni los que les pagamos a los Parlamentarios con nuestros impuestos a la leche, a los libros y al pan; los que no van de gira a China a lograr “acuerdos sobre la cuota del jurel” o a Canadá a “vender el producto Chile” y que tampoco tienen la oportunidad de viajar a conocer “cómo se maneja el Municipio de Bruselas” para replicar eso en el municipio tercermundista propio (donde la escuela de madera se cae a pedazos, devorada por las termitas) ; los que tienen que pagar por los estacionamientos, los partes que les sacan los Carabineros o el servicio de internet cuando revisan las páginas del Play Boy digital, esos, los más sencillos, los González o Tapia, le dieron un “puntarenazo” al Sistema social, político y económico injusto que cree que puede hacer con nosotros lo que quiera…
En medio de la alienación y la resignación colectiva, el Paro Regional de Magallanes ha demostrado que en la defensa de los intereses ciudadanos, los parlamentarios de poco o nada sirven; han quedado off-side los Alcaldes que desesperadamente quieren asignarse representaciones que ya no tienen y a los Ministros se les termina “la fiesta”; le tiembla el piso a los Intendentes designados a dedo y elegidos sólo por el lobby empresarial y se produce el milagro de hacer coincidir al Partido Comunista con la UDI en su “rechazo a la violencia” en una declaración pública multipartidaria que, para variar, sólo representa a los firmantes. Pero también obliga, a los que aún se creen dueños de nuestro presente y de nuestro futuro, a re-escribir sus planes de dominación y control social.
A Magallanes no sólo le han querido quitar su derecho a disponer de los recursos naturales que existen en su subsuelo para el bienestar de todos. Otras amenazas se ciernen sobre la Región que se preciaba como “República Independiente” y que lleva una semana demostrando que no se trataba sólo de una consigna. Territorios de extraordinario potencial turístico y de valor biológico, escénico y patrimonial innegable, quieren ser usados para la extracción del carbón necesario para alimentar (tal como las represas en Aysén) el saqueo de las mineras transnacionales en el norte del país y/o para la instalación de la industria más tóxica que ha operado en Chile, como lo es la industria salmonera. Eso ya está decidido por los mismos que sostienen al Des-Gobierno que quiso apropiarse del derecho de los magallánicos a disponer de su gas natural, pero el Paro Regional genera otro escenario, especialmente para la industria salmonera.
Políticamente, los ciudadanos de Magallanes le han quitado la representatividad a los parlamentarios como Carlos Bianchi, Pedro Muñoz y Carolina Goic, que en el Congreso Nacional acudieron con sus votos para favorecer el proceso de Privatización del Mar Austral a pesar de haber recibido, durante meses, los listados de firmas y las resoluciones de las organizaciones sociales de Magallanes EN CONTRA de tal proyecto. Es decir, tres parlamentarios que velaron por los intereses de la Industria salmonera y no los de su Región, hoy son sujetos políticos débiles, ignorados por la ciudadanía y con pocas posibilidades de seguir gozando de los privilegios que encuentran en el Palacio de las Vanidades que Pinochet construyera en Valparaíso. La Industria tóxica no sólo se encuentra ante un escenario político nuevo, sino también ante una sociedad distinta a la que pudo domesticar en las regiones de Los Lagos y Aysén.
En Magallanes no hay chilotes dispuestos a sumergirse a 50 metros de profundidad cuando las leyes y los equipos sólo les permiten bucear hasta los 22 metros bajo la superficie del mar; en Magallanes no hay tantos dirigentes de la pesca artesanal dispuestos a negociar con el futuro de una cultura ancestral que hoy, en las regiones de más al norte, es sólo una actividad nominal gracias a que cultivó, en sus Sindicatos, Federaciones y Confederaciones, sus propios “Cáligus”. En Magallanes, uno de los voceros de la Asamblea Ciudadana, que le dio un Gobierno Provisorio a la Región que quiso ser asaltada en UNO de sus derechos, es don José Hernández, dirigente de la Pesca Artesanal.
Nada parecido a él existe en las Regiones de Los Lagos o de Aysén… desgraciadamente para la propia pesca artesanal austral, comandada por operadores políticos al servicio de los Parlamentarios locales, que han constituido la principal red de influencias de la industria que arrasó con las aguas interiores de Los Lagos y Aysén, las mismas que la Ley de Pesca señala como de explotación exclusiva para la pesca artesanal. En Magallanes, difícilmente los salmoneros encontrarán personas dispuestas a usar pañales de adultos para ahorrarse los minutos que necesitaban para ir al baño y que las empresas les descontaban de sus salarios. Difícilmente, una madre dejará a su bebé a las 3 de la madrugada en un Jardín Infantil porque se le ha asignado un turno nocturno en la planta de procesamiento de salmones, donde trabaja de pié durante 12 horas. En Magallanes, aún no llega la CONATRASAL ni la OLACH para encubrir los abusos laborales que la Industria Salmonera cometió impunemente en las Regiones más al norte… No me imagino, en Magallanes, a trabajadores salmoneros bailando una rumba y entonando alabanzas y parabienes para una empresa salmonera transnacional que en Chile ocupaba 36 mil veces más antibióticos que en su país de origen por cada tonelada de salmón producido… y que les pagaba a sus trabajadores chilenos 15 veces menos salario (por igual trabajo) que a sus trabajadores en Noruega. En Salmon-Chile (el Departamento de Acuicultura de la Asociación de Bancos) deben estar tomando apuntes acerca de lo que sucede en Magallanes, donde aún existen parlamentarios, intendentes, gobernadores y alcaldes LEGALES… pero deslegitimados por voluntad popular.
No les será fácil, a los nuevos dueños de las salmoneras, domesticar a los magallánicos a través de sus “representantes en el Parlamento”… Deberán recurrir a otras estrategias de dominación y cooptación, distintas a la entrega de trajes de agua con el logo empresarial que repartía el diputado Vallespín entre los pescadores de Cochamó, por ejemplo, cuando dirigía una investigación parlamentaria por los abusos ambientales y laborales que cometía la Industria Salmonera, en el año 2006.
En Magallanes, la principal dificultad que encontrarán los salmoneros no es el alza en los costos de producción por la distancia y las condiciones climáticas adversas para la instalación de centros de producción. La principal dificultad que deberán enfrentar los salmoneros, será la misma sociedad magallánica, será toda la República Independiente que ya manifestó su voluntad de defender lo que le pertenece para que sea usado para el bien común, aún teniendo en el Congreso, en la Intendencia, en los Municipios y en los medios de comunicación, a los únicos adictos a la propaganda exitista sobre el último Mito Chilote, el mito de la Salmonicultura Chilena. Salud, Magallanes.
Has hecho reflotar la esperanza de construir un país distinto, donde son los pueblos “los que la llevan”. Patagonia Chilena, Enero 2011 Héctor Kol Patagonia Chilena Sin Represas… Sin Salmoneras
Fuente: g80.cl
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