lunes, 24 de enero de 2011

¿Siembras piloto? ¡ni maíz!


Noticia - enero 19, 2011
Ahora que la Secretaría de Agricultura Ganadería y Desarrollo Rural (Sagarpa) le negó a Monsanto el permiso para que haga cultivos piloto con maíz transgénico en 100 hectáreas de Sinaloa, se fortalece la veracidad de los argumentos técnico-científicos de imposible coexistencia de los cultivos tradicionales con los de transgénicos y el peligro de que se contaminen 13 de las 59 razas de maíz nativo que tiene México. Por ello, el resto de las solicitudes para otras siembras con transgénicos también deben ser rechazadas.
Abril, 2010. Con una manifestación pacífica frente a Monsanto, la principal trasnacional promotora de semillas transgénicas, actores y organizaciones exigieron a dicha industria no contaminar el alimento de los mexicanos.
Las peticiones para implementar cultivos transgénicos, por parte de las empresas de biotecnología en campos de cultivo de México, carecen de normas de bioseguridad, legislación clara y ponen en riesgo la biodiversidad del maíz criollo en ese estado y en el resto del país.
Monsanto pretende acallar los argumentos técnico-científicos insistiendo en la importancia de invertir entre 70 y 100 millones de dólares, a pesar de que esto contamine al maíz mexicano. Aceptar este mal negocio es arriesgar la soberanía alimentaria de los mexicanos.
En México aún no se cuenta con una norma oficial mexicana (NOM) que establezca claramente el procedimiento que deben seguir las empresas solicitantes de permisos para siembras experimentales con semillas transgénicas, a fin de informar a la Sagarpa sobre el resultado de sus cultivos, como lo establece el artículo 46 de la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados. Sin los reportes de las primeras siembras experimentales es ilegal seguir otorgando permisos, tanto de siembra experimental como piloto.
Ante este vacío en la legislación mexicana, Monsanto presiona al gobierno para que permita pasar de la siembra experimental con maíz transgénico, que se autorizó en 2009, a una siembra piloto, con mayor extensión territorial y sin medidas de bioseguridad.
La urgencia de la transnacional es mayor, ya que en Sinaloa aún está por resolverse una denuncia fundamentada en la investigación científica “Identificación de transgenes en poblaciones de maíces criollos (Zea mays L.) del estado de Sinaloa”, realizada en octubre del 2006, por un equipo de profesores e investigadores de la Facultad de Agronomía de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) y de la Unidad de Biotecnología del Campo Experimental Valle de Culiacán-INIFAP, quienes concluyeron que sí existe contaminación por maíz transgénico en los cultivos estudiados.
En Sinaloa ya se ha detectado contaminación transgénica en variedades de maíz nativo, y a raíz de las autorizaciones de siembras experimentales de 2009, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), reconoció que existen presuntas anomalías en 123 puntos inspeccionados en el estado.
Las anomalías a las que se refiere la Profepa ponen en evidencia que los resultados de las siembras experimentales con maíz transgénico no son confiables ni pueden darse por válidos para descartar riesgos o beneficios de este tipo de cultivos, como Monsanto asegura. Por ello, no puede hablarse de la posibilidad de avanzar en el otorgamiento de permisos para las siembras piloto. Cualquier solicitud que presenten las empresas debe ser negada en estos momentos ante la falta de certidumbre jurídica que impera en materia de bioseguridad para el centro de origen y diversidad de dicho cultivo.
Recientemente, la revista arbitrada Nature Biotechnology dio a conocer un estudio en el que participó el doctor José Sarukhán, coordinador nacional de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) en el que junto con otros investigadores revela que en México hay mucho más maíz nativo de lo pensado, por lo que el gobierno debe analizar el tema de la contaminación transgénica.

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