Escasez de lluvias en la selva
El denominado “pulmón” de la tierra padece la segunda gran sequía en menos de diez años, lo que puede desestabilizar el equilibrio atmosférico por el aumento de CO2.
Un reciente informe publicado en la prestigiosa revista Science por científicos de Reino Unido y Brasil informa de las consecuencias de las sequías que se están produciendo en el Amazonas, la región selvática más grande del mundo. La falta de lluvias ha derivado en los niveles más bajos de los ríos y afluentes en décadas, afectando a todo el ecosistema de la zona.
Por otra parte, muchas comunidades se han quedado aisladas y miles de botes se mantienen varados a causa del ínfimo nivel que impide su uso para desplazarse. Esta es una de las consecuencias de la tendencia climática que está sufriendo el Amazonas.
El informe explica que la escasez de lluvias que se registró el año pasado puede ser más profunda que la de hace cinco, cuando la deforestación emitió más de 5.000 millones de toneladas de dióxido de carbono, una cifra similar a la cantidad de CO2 que emitió Estados Unidos por la quema de combustibles fósiles. Para realizar el estudio, los investigadores midieron la lluvia caída sobre los 5,3 millones de kilómetros cuadrados de la Amazonía durante la estación seca de 2010 y comprobaron que la sequía ese año fue más severa y prolongada que cinco años antes. Lo alarmante es que este suceso, que se daba cada cien años, ya no es tan inusual, como demuestran los datos de «Science».
Fernando Valladares, investigador del CSIC y experto en Cambio Climático, alude al «aumento de la variabilidad y de la energía en el sistema que intensifica los fenómenos climáticos». Por eso no es raro que se creen zonas donde el índice de desertificación sea cada vez mayor y contraste con «un mar muy productivo, donde sobrevivan numerosos especies», añade.
Tanto este fenómeno como el de «La Niña» –causante de las inundaciones en Australia, así como del actual ciclón que atraviesa la isla– forman parte de lo que Valladares denomina «teleconexiones»: anomalías climáticas que aunque se produzcan en un punto del planeta, pueden afectar a la zona opuesta: «Son conexiones de varios elementos atmosféricos que ocurren a gran distancia y que, por un juego de altas y bajas presiones, se mueven desde el Pacífico a Nueva Zelanda», asegura el investigador.
Según los modelos climáticos con los que trabajan los expertos, las sequías serán cada vez más frecuentes a causa de la emisión de gases de efecto invernadero que desprenden a la atmósfera. «Padecer dos eventos de esta magnitud en un plazo de tiempo tan corto es extremadamente inusual, pero desgraciadamente concuerda con los modelos climáticos que vaticinan un futuro sombrío para la Amazonía», señala el principal autor del informe, el doctor Simon Lewis, de la universidad británica de Leeds.
Según las predicciones de los expertos, los bosques que rodean el Amazonas liberarán a la atmósfera unas 5.000 toneladas de CO2 adicionales, en lugar de las habituales 1.500 millones que absorbió en 2010 y 2011. Todo ello como consecuencia de la putrefacción de los árboles.
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