09 de diciembre de 2010 - 12:22
En México durante dos días, Doris Leuthard pidió un acuerdo climático legalmente vinculante. La nueva ministra suiza del Medio Ambiente, quien también insistió en el aspecto económico del rubro, planteó algunas pistas en entrevista con swissinfo.ch
Doris Leuthard ante los países asistentes a la Cumbre del Clima en Cancún. (Keystone) |
Hasta mediados de noviembre, no era seguro de que la ex ministra de Economía y actual presidenta de la Confederación estuviera presente en Cancún. Se contemplaba la posibilidad de que su predecesor, Moritz Leuenberger, asistiera a la Cumbre como su última misión. Pero Doris Leuthard acudió a la cita.
swissinfo.ch: Usted acaba de asumir la cartera del Medio Ambiente, ¿no es éste un inicio un poco fuerte?
Doris Leuthard: Es la primera vez que me encuentro en una situación semejante con otros ministros del Medio Ambiente y es un poco diferente de lo que conozco. Sin embargo, los mecanismos son siempre los mismos. En principio, se trata de defender los intereses nacionales.
Después, hay que dialogar, buscar el consenso en grupos pequeños, encontrar aliados. Se necesita tiempo, es un maratón, pero paso a paso podemos avanzar. Esto puede durar un año, pero es la única manera de lograr reglas al nivel internacional con las que todos estén de acuerdo, que respeten las sensibilidades de los miembros, que consideren la pobreza de aquellos que no disponen de instrumentos financieros para mejorar la situación.
swissinfo.ch: ¿Es incorrecto decir que esta negociación es más compleja que aquella en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC)?
D.L.: En la OMC, tenemos nueve años de negociación detrás de nosotros. No puedo decir que la negociación en el rubro climático sea más compleja porque en la OMC tenemos también seis o siete expedientes en paralelo, y el dinero en juego es aún más importante. Sin duda, no se puede comparar, pero podemos aprender de algunos mecanismos en el marco de la OMC.
Más bien a la inversa de la OMC, me gustaría que se fortaleciera el componente ambiental. Es también un objetivo de Suiza desde Bali (hoja de ruta de las negociaciones sobre el clima). Reducir las tarifas aduanales podría ser un incentivo para la transferencia de tecnología. Así es que tenemos ideas, pero hay que convencer a la comunidad internacional.
swissinfo.ch: ¿Qué nuevo impulso le gustaría dar a la participación de Suiza en las negociaciones climáticas con respecto al enfoque de su predecesor, Moritz Leuenberger?
D.L.: Las cosas van bien en el lado suizo desde hace mucho tiempo. Para mí, lo importante es apoyar a nuestro equipo de negociadores. Lo que es importante al nivel ministerial es crear vínculos.
De manera evidente, queda trabajo por hacer para defender las posiciones de Suiza y alentar a los que podrían convertirse en sus partenaires. Con los países francófonos, que representan una tercera parte de las Naciones Unidas, también con el Grupo de Integridad Medioambiental (grupo de negociación liderado por Suiza, y que incluye en particular a México y a Corea del Sur) tenemos partenaires muy importantes en el proceso.
swissinfo.ch: En su discurso, el miércoles, usted insistió en el mensaje el sector político debe transmitir al sector económico, porque nada se puede hacer sin la economía ...
D.L.: Eso es. Los montos necesarios para las inversiones, en particular para los países en desarrollo, esos 100 mil millones de francos (por año desde 2020), el sector público no podrá aportarlos solo. La posición de Suiza es, pues, que necesitamos mecanismos económicos que promuevan y alienten al sector privado.
swissinfo.ch: Lo que ya es en parte el caso en Suiza.
D.L.: Sí, en nuestro país ya funciona con la tasa sobre el CO2 pero también con los estímulos en materia de construcción de edificios, por ejemplo. Pero habrá que considerar también productos bancarios que nos permitan a nosotros, los clientes, invertir en fondos económicos ecológicos, más que en oro.
swissinfo.ch: ¿Los bancos estarían dispuestos a hacerlo si el sector político les transmitiera un mensaje claro?
D.L.: Yo recibo señales bastante positivas del sector bancario, que está muy interesado. Algunos productos ya existen. Sin embargo, el sector espera, por supuesto, un marco legislativo internacional digno de crédito y que reúna a la comunidad internacional. Eso es lo que falta actualmente.
Algunos mecanismos no son muy creíbles, como los CDM (los países industrializados pagan por proyectos que reducen o evitan emisiones en los países menos ricos y obtienen a cambio créditos que pueden utilizar para alcanzar sus propias metas de emisiones de CO2). Es imperativo fortalecer la credibilidad de tales productos y establecer un mercado internacional.
swissinfo.ch: En su discurso, usted insistió también en que un acuerdo sobre el clima, cualquiera que sea, debe ser legalmente vinculante. ¿Por qué?
D.L.: Para nosotros, las promesas de algunos de los mayores emisores del mundo (incluidos los grandes países en desarrollo) de reducir sus emisiones no serían suficientes. No es con eso, con lo que podremos convencer a nuestros conciudadanos de invertir, de someterse a restricciones bastante fuertes en el plan nacional, con la esperanza de que esas promesas serán cumplidas.
En la perspectiva de invertir, de financiar, de asumir la responsabilidad del pasado, eso no sería suficiente para nosotros. Esta posición (un acuerdo legalmente vinculante) es muy importante. Espero que nuestros negociadores logren convencer también a los países en desarrollo, de que esta es la vía más elegante y más prometedora.
Doris Leuthard: Es la primera vez que me encuentro en una situación semejante con otros ministros del Medio Ambiente y es un poco diferente de lo que conozco. Sin embargo, los mecanismos son siempre los mismos. En principio, se trata de defender los intereses nacionales.
Después, hay que dialogar, buscar el consenso en grupos pequeños, encontrar aliados. Se necesita tiempo, es un maratón, pero paso a paso podemos avanzar. Esto puede durar un año, pero es la única manera de lograr reglas al nivel internacional con las que todos estén de acuerdo, que respeten las sensibilidades de los miembros, que consideren la pobreza de aquellos que no disponen de instrumentos financieros para mejorar la situación.
swissinfo.ch: ¿Es incorrecto decir que esta negociación es más compleja que aquella en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC)?
D.L.: En la OMC, tenemos nueve años de negociación detrás de nosotros. No puedo decir que la negociación en el rubro climático sea más compleja porque en la OMC tenemos también seis o siete expedientes en paralelo, y el dinero en juego es aún más importante. Sin duda, no se puede comparar, pero podemos aprender de algunos mecanismos en el marco de la OMC.
Más bien a la inversa de la OMC, me gustaría que se fortaleciera el componente ambiental. Es también un objetivo de Suiza desde Bali (hoja de ruta de las negociaciones sobre el clima). Reducir las tarifas aduanales podría ser un incentivo para la transferencia de tecnología. Así es que tenemos ideas, pero hay que convencer a la comunidad internacional.
swissinfo.ch: ¿Qué nuevo impulso le gustaría dar a la participación de Suiza en las negociaciones climáticas con respecto al enfoque de su predecesor, Moritz Leuenberger?
D.L.: Las cosas van bien en el lado suizo desde hace mucho tiempo. Para mí, lo importante es apoyar a nuestro equipo de negociadores. Lo que es importante al nivel ministerial es crear vínculos.
De manera evidente, queda trabajo por hacer para defender las posiciones de Suiza y alentar a los que podrían convertirse en sus partenaires. Con los países francófonos, que representan una tercera parte de las Naciones Unidas, también con el Grupo de Integridad Medioambiental (grupo de negociación liderado por Suiza, y que incluye en particular a México y a Corea del Sur) tenemos partenaires muy importantes en el proceso.
swissinfo.ch: En su discurso, el miércoles, usted insistió en el mensaje el sector político debe transmitir al sector económico, porque nada se puede hacer sin la economía ...
D.L.: Eso es. Los montos necesarios para las inversiones, en particular para los países en desarrollo, esos 100 mil millones de francos (por año desde 2020), el sector público no podrá aportarlos solo. La posición de Suiza es, pues, que necesitamos mecanismos económicos que promuevan y alienten al sector privado.
swissinfo.ch: Lo que ya es en parte el caso en Suiza.
D.L.: Sí, en nuestro país ya funciona con la tasa sobre el CO2 pero también con los estímulos en materia de construcción de edificios, por ejemplo. Pero habrá que considerar también productos bancarios que nos permitan a nosotros, los clientes, invertir en fondos económicos ecológicos, más que en oro.
swissinfo.ch: ¿Los bancos estarían dispuestos a hacerlo si el sector político les transmitiera un mensaje claro?
D.L.: Yo recibo señales bastante positivas del sector bancario, que está muy interesado. Algunos productos ya existen. Sin embargo, el sector espera, por supuesto, un marco legislativo internacional digno de crédito y que reúna a la comunidad internacional. Eso es lo que falta actualmente.
Algunos mecanismos no son muy creíbles, como los CDM (los países industrializados pagan por proyectos que reducen o evitan emisiones en los países menos ricos y obtienen a cambio créditos que pueden utilizar para alcanzar sus propias metas de emisiones de CO2). Es imperativo fortalecer la credibilidad de tales productos y establecer un mercado internacional.
swissinfo.ch: En su discurso, usted insistió también en que un acuerdo sobre el clima, cualquiera que sea, debe ser legalmente vinculante. ¿Por qué?
D.L.: Para nosotros, las promesas de algunos de los mayores emisores del mundo (incluidos los grandes países en desarrollo) de reducir sus emisiones no serían suficientes. No es con eso, con lo que podremos convencer a nuestros conciudadanos de invertir, de someterse a restricciones bastante fuertes en el plan nacional, con la esperanza de que esas promesas serán cumplidas.
En la perspectiva de invertir, de financiar, de asumir la responsabilidad del pasado, eso no sería suficiente para nosotros. Esta posición (un acuerdo legalmente vinculante) es muy importante. Espero que nuestros negociadores logren convencer también a los países en desarrollo, de que esta es la vía más elegante y más prometedora.
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